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Oración a San Adrián

marzo 29, 2023
san adrian

oracion a san adrianLa oración a San Adrián, Santo mártir de Dios podemos realizarla todos los días para pedirle al Señor renovar nuestro amor y que nos ayude a mantenernos firmes en nuestra fe, a pesar de la adversidad.

Oración a San Adrián para renovar nuestra fe y esperanza

Oh, San Adrián, santo mártir de Dios, te doy gracias

y encomiendo tu oración, esa que hiciste con fervor

por todas las personas que están sufriendo en la tierra,

tú que conoces todo el daño y maldad de las personas,

por favor, llena mi corazón de fe, esperanza y de amor.

Se luz en la oscuridad y no permitas que me aleje de ti,

haz que mi corazón sea digno del amor de Dios Padre,

dame fortaleza para vivir en la gracia de nuestro Señor,

y ayúdame a vivir como lo dicta el Sagrado Evangelio.

Dios Todopoderoso, tú que llenaste de fe a San Adrián,

que le diste fortaleza y amor para no caer en tentación

para que pueda soportar las torturas de los herejes,

tú que le diste fe y convicción para morir en tu nombre

dame esa fortaleza para sobreponernos a los enemigos

y no permitas que las acciones de los demás me dañen.

Bendíceme con tu amor, esperanza, sabiduría y paz

para no caer en tentación y soportar todo lo malo.

Te pido, a través de la intersección de San Adrián, nos

permitas ser testigos de ese amor tan leal.

Confío en que escucharás mis plegarias.

Amén

Oración corta a San Adrián

Señor, tú que llenaste a San Adrián de celo apasionado

por aclamar tu amor en el corazón de tu hijo Jesucristo

y en el corazón de la Virgen María Santa madre de todos.

Tú que le diste la fortaleza para derramar su sangre,

soportar las torturas de los herejes y morir por amor

te pedimos, nos permitas también a nosotros vivir,

contemplar, anunciar y ser testigos de tu gran amor.

Te lo pedimos, por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén

¿Quién fue San Adrián y por qué se convirtió en Santo?

Adrián y Eubulo, visitaron a los cristianos de CEsarea durante la época de persecución del emperador Diocleciano. Sin embargo, los guardias no le permitieron el ingreso y los interrogaron. A pesar de que ambos conocían su destino si decían la verdad, no mintieron y les dijeron que habían ido a visitar a los cristianos, tal como lo habían planeado. Al escuchar estas palabras, los guardias los detuvieron y los llevaron ante Firmiliano, el gobernador de Palestina, quien ordenó que fueran azotados y desgarrados de las carnes por garfios para que los leones los atacaran fácilmente.

Dos días más tarde, mientras el pueblo celebrara las fiestas en honor a la diosa Fortuna, Adrián fue decapitado por orden del gobernador. Por su parte, Eubulo, optó por morir fiel a sus creencias en lugar de salvarse como le había prometido el juez a cambio de que sacrificara a los ídolos.