
Hola, amigos y amigas. Hoy quiero compartir con ustedes dos oraciones para meditar que me han sido de mucha utilidad en mi vida espiritual, para limpiar el alma, el cuerpo y encontrar la felicidad en las cosas simples de todos los días. Estas oraciones son una forma de conectar con Dios, con nuestro interior y con el mundo que nos rodea. Espero que les sirvan de inspiración y de aliento en su camino de fe.
La primera oración es la del Padre Nuestro, que Jesús nos enseñó como modelo de comunicación con el Padre celestial. Esta oración resume todo lo que necesitamos pedir y agradecer a Dios, y nos invita a vivir en armonía con nuestros hermanos y hermanas. Podemos meditar cada frase del Padre Nuestro, deteniéndonos en su significado profundo y en su aplicación a nuestra realidad.
Oración para meditar
Padre nuestro que estás en el cielo,
te alabo y te doy gracias por tu amor,
porque cuidas y proteges a tus hijos.
Padre Santo, tú que estás en el cielo,
en la plenitud de la vida y la felicidad,
ayúdame a ser más como tú lo eres,
y a ser digno de recibir tu gran amor.
Gracias por estar presente en mi corazón
y por acompañarme todos los días.
Te alabo por tu santidad, tu bondad,
tu misericordia, tu amor y tu belleza.
Dame la fortaleza que necesito
para hacer tu voluntad en la tierra,
para esparcir tu nombre a donde vaya
y que todas las personas te reconozcan
como el único Dios y te glorifiquen.
Te pido que me ayudes a ser mejor,
que mi vida sea un reflejo de tu santidad,
y que mis palabras y acciones te honren.
Anhelo que tu reino se haga realidad,
que se cumpla su voluntad de justicia,
de paz, de amor y de salvación eterna.
Deseo colaborar contigo Dios Padre,
en la construcción de tu reino,
y ser testigo de tus valores y tu misericordia.
Que tu reino se manifieste en mi corazón,
en mi familia, mi comunidad y el mundo.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo
En este momento, me pongo a tu disposición
para que hagas conmigo tu voluntad.
Confío en tu sabiduría y en tu providencia.
Te pido que me concedas lo necesario
para tener una vida digna,
tanto material como espiritualmente.
Te doy gracias por tus bendiciones
y te pido perdón por las ofensas y faltas.
Ayúdame a resistir las tentaciones del mal,
que me alejan de ti y de mi bienestar.
También te pido, que me libres del mal,
tanto físico como moral, personal y social.
Confió en tu poder y en tu protección.
Amén.
Oración del Rosario para meditar
Esta oración consiste en meditar los misterios de la vida de Jesús y de María, a través de la repetición de Ave Marías, Padre Nuestros y Glorias. El Rosario nos ayuda a contemplar el rostro de Cristo con los ojos de María, y a pedir su intercesión y su guía. Podemos meditar cada misterio del Rosario, relacionándolo con nuestra vida y con nuestro mundo.
Primer misterio gozoso: La Anunciación del Ángel a María.
Meditamos cómo Dios eligió a María para ser la madre de su Hijo, y cómo ella aceptó con humildad y con fe. Le pedimos a María que nos ayude a decir sí a Dios, y a acoger a Jesús en nuestra vida.
Segundo misterio gozoso: La Visitación de María a su prima Isabel.
Meditamos cómo María, embarazada de Jesús, fue a visitar y a ayudar a su prima Isabel, que también estaba embarazada de Juan el Bautista. Le pedimos a María que nos ayude a ser serviciales y generosos con los demás, y a llevar a Jesús a los que nos necesitan.
Tercer misterio gozoso: El Nacimiento de Jesús en Belén.
Meditamos cómo Jesús nació en la pobreza y en la sencillez de un pesebre, y cómo fue adorado por los pastores y los magos. Le pedimos a María que nos ayude a reconocer y a amar a Jesús en los pobres y en los pequeños, y a ofrecerle nuestros dones y nuestro corazón.
Cuarto misterio gozoso: La Presentación de Jesús en el Templo.
Meditamos cómo José y María llevaron a Jesús al Templo para consagrarlo al Señor, y cómo el anciano Simeón y la profetisa Ana lo reconocieron como el Mesías. Le pedimos a María que nos ayude a presentar a Jesús en el Templo de nuestra Iglesia, y a escuchar las profecías que nos anuncian su salvación.
Quinto misterio gozoso: El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.
Meditamos cómo José y María perdieron a Jesús durante tres días, y cómo lo encontraron en el Templo dialogando con los doctores de la ley. Le pedimos a María que nos ayude a buscar siempre a Jesús cuando lo perdemos por el pecado o por la distracción, y a encontrarlo en el Templo de su Palabra.
Estas son las dos oraciones largas para meditar que quería compartir con ustedes. Espero que les hayan gustado y que las pongan en práctica. Recuerden que la meditación es una forma de orar con el corazón, de entrar en comunión con Dios y con nosotros mismos. Les deseo una feliz meditación, y que Dios los bendiga.